Razones Médicas para la Inducción

 In Parto

Actualmente está muy de moda inducir un trabajo de parto, pero muchas veces no se conocen las desventajas de inducir un trabajo de parto en una embarazada que no tiene las condiciones favorables para dicha inducción. Por eso es muy importante estar muy bien informados como pareja acerca de las ventajas y desventajas de una inducción, así como de las razones médicas que justifican una inducción, las cuales se explicaran a detalle dentro de tu curso psicoprofiláctico para tomar la mejor decisión junto con tu pareja y tu equipo médico.

Hay buenas razones médicas para inducir el parto. El parto puede ser inducido si es mayor riesgo para su bebé permanecer dentro del útero que nacer. De acuerdo al American College of Obstetircians and Gynecologists [Colegio Estadounidense de Obstetras y Ginecólogos] (ACOG, 2005), el parto si puede ser inducido en uno de los siguientes casos:

  • tu fuente se ha roto y el parto no ha comenzado.
  • tu embarazo llega a postérmino (más de 42 semanas).
  • presión alta a causa de tu embarazo.
  • problemas de salud como diabetes, que puedan afectar a tu bebé.
  • una infección en el útero.
  • tu bebé está creciendo demasiado lento.

Es importante saber que “postérmino” significa que han pasado dos semanas desde su fecha proyectada de término. El ACOG y las asociaciones internacionales de obstetras definen un embarazo normal como uno que dura entre 38 y 42 semanas. Si pasa su fecha de término, hay cierta controversia acerca de si es más seguro para tu bebé nacer cuando se hayan completado 41 semanas de gestación o 42 semanas. Sin embargo, en una encuesta médica reciente, los investigadores concluyeron que no hay diferencias significativas en la mortalidad perinatal (el número de bebés que mueren) entre la inducción de parto a las 41 semanas y el manejo en espera (permitir que el embarazo continúe) (Wennerholm, Hagberg, Brorsson & Bergh, 2009).

Los médicos expertos que escriben los libros de texto más importantes sobre obstetricia, Williams Obstetrics (Obstetricia de Williams) (Cunningham et al., 2005) también han llegado a esta conclusión. Tienen la política de seguir de cerca los embarazos de las mujeres que han llegado a las 41 semanas, pero no inducen el parto hasta que se hayan completado las 42 semanas, al menos que haya otra razón médica para inducir. Dicen que inducir a las 41 semanas (en lugar de a las 42) significaría que 500,000 mujeres más al año tendrían intervenciones que no han comprobado en forma convincente ser necesarias o inofensivas (Cunningham et al., 2005).

También es importante saber que sospechar que el bebé es grande o muy grande no es una razón médica para inducir.

Los estudios muestran que inducir el parto por macrosomia (bebé grande) prácticamente duplica el riesgo de tener una cesárea sin mejorar el resultado para el bebé (Horringam, 2001; Leaphart, Meyer & Capeless, 1997; Sadeh-Mestechkin et al., 2008; Sanchez-Ramos, Bernstein & Kaunitz, 2002).

Además, es muy difícil saber qué tan grande será el bebé hasta que nazca. El ultrasonido no es muy eficiente en predecir bebés macrosómicos (muy grandes). De acuerdo a ACOG (2009), la estimación del peso de nacimiento con ultrasonido es imprecisa, con una variabilidad del 16% al 20%.

Inducción por Conveniencia

Las inducciones a veces se consideran convenientes para la gente involucrada. Los hospitales pueden contratar enfermeras extras para los turnos y las horas en los que se han planeado inducciones, los médicos pueden programar los nacimientos para los días y las horas que más les convienen, y los

futuros padres pueden hacer planes para sus trabajos y con sus familias de acuerdo a la fecha programada de inducción.

Sin embargo, la inducción electiva no es conveniente cuando los retrasos rutinarios en el hospital posponen el momento de inicio de la inducción. No es conveniente cuando una inducción no funciona y la mujer embarazada es devuelta a su casa para intentarla otro día. Y definitivamente no es conveniente cuando la inducción lleva a una cesárea.

Después de una cesárea, la nueva madre tiene que recuperarse de una cirugía abdominal mayor y tiene mayores riesgos de complicaciones, como infecciones y coágulos sanguíneos (Lui et al., 2007; Villar et al., 2007). En comparación con el nacimiento vaginal, un bebé que nace por cesárea tiene mayores riesgos de tener problemas respiratorios (Hansen, Wisborg, Uldbjerq & Henriksen, 2008) y posible admisión a la unidad intensiva neonatal (Villar et al., 2007). La separación de la madre y el bebé puede tener efectos negativos sobre la lactancia y la creación de la relación entre la madre y el bebé.

Antes de decidir inducir el parto por razones que no sean médicas, considera los riesgos de la inducción, tanto para ti como para tu bebé. Informarte de fuentes confiables y asistir a tu curso psicoprofiláctico es lo mejor que puedes hacer.

Lo que Nos Dicen las Investigaciones

Cada vez mayor evidencia indica que la inducción del parto no está libre de riesgos. En 2007, Goer, Leslie y Romano revisaron toda la literatura acerca de los riesgos de la inducción para mujeres saludables con embarazos normales. Encontraron que cuando se inducía el parto, lo siguiente tenía mayores probabilidades de ocurrir:

  • nacimiento vaginal con asistencia de fórceps o aspirador al vacío;
  • cirugía de cesárea;
  • problemas durante el parto, como fiebre, cambios en el ritmo cardiaco del feto, y distocia del     hombro (el hombro del bebé se “atora” en el canal de parto);
  • el uso de medicamentos por vía epidural u otros medicamentos para aliviar el dolor;
  • bajo peso al nacer;
  • admisión a la unidad intensiva neonatal;
  • ictericia (piel amarilla causada por el rompimiento de las células sanguíneas rojas) que requiere tratamiento en el recién nacido; y
  • mayor tiempo de estancia en el hospital para la madre y/o el bebé.

 

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