¿Por qué los niños lloran cuando se va mamá? Por Carlos González
Para empezar ¿Quién no sabe que la primera edad del hombre es como mucho la más alegre y la más grata de todas? ¿Qué tienen los niños que de ese modo los besamos, que de ese modo los abrazamos, que de ese modo los miramos, que de ese modo los mimamos que hasta sus enemigos los protegen, si no es el atractivo de la ignorancia que la prudente naturaleza les ha dado a los recién nacidos para que con ese deleite devuelvan los esfuerzos de quienes les educan y se granjeen los favores de quienes les cuidan?
Esto es lo que se hacía hace 500 años con los niños y lo que se ha hecho durante millones de siglos: besarlos, abrazarlos y mimarlos. Justo tres de las cosas que ahora nos quieren prohibir, que no lo cojas que se malcría, que no lo mimes, que…
Esta es una niña de menos de 10 días que está llorando en el cuco. Como llora, va su mamá y la saca, la coge en brazos. Y aquí la vemos de nuevo, fíjense qué diferencia en cuestión de segundos. Esta niña que está llorando, no puede oír nada, porque sólo oye sus propios gritos, no puede ver nada, porque al llorar cierra los ojos, y no puede tocar ni moverse ni relacionarse con el ambiente porque está en posición fetal con las piernas y los brazos contraídos. Su madre la saca, y la tenemos con los ojos abiertos, ahora puede ver, con la boca cerrada, ahora puede oír, con los brazos y las piernas relajados, ahora puede tocar y relacionarse. Se le acerca su papá y la niña le mira a los ojos y se entretiene con él. Si su papá hubiera ido a decirle cositas mientras lloraba, la niña ni se hubiera enterado porque no oye nada. Esto nos enseña cómo el niño se relaciona con el padre y con otras personas a través de su madre.
Esto es una de las enseñanzas más importantes de la teoría del apego de Bowlby. Bowlby fue un gran psiquiatra infantil que propuso hace unos 50 años la teoría del apego para explicar el comportamiento de los niños. Básicamente la teoría del apego dice que el vínculo afectivo es una necesidad básica del ser humano y que todos los niños establecen al nacer un vínculo afectivo con una persona, y a partir de ese primer vínculo afectivo con una persona, van estableciendo luego otros vínculos afectivos con otras personas.
El vínculo afectivo era una necesidad básica del ser humano era algo novedoso cuando llegó Bowlby hace 50 años, el mundo todavía no se había enterado. Freud por ejemplo, no creía que fuera una necesidad básica, él hablaba del impulso secundario. Cuando le preguntaban al Dr. Freud: ¿Por qué los niños lloran cuando su mamá se va?, porque eso siempre se ha sabido, de que lloran, lloran, lo que no se sabía era el por qué. Él respondía: «Porque su mamá es la que les da de comer, y los niños necesitan comida.». Pero es que aunque haya comido y no tenga hambre, cuando su mamá se va, llora. A lo que decía: «Ah, eso es porque ha creado un impulso secundario.». Es decir que lo que el niño necesita de forma primaria es la comida, pero se acostumbra a que cada vez que come, ahí está su mamá. Si ese pecho es su alimento, siempre está ahí, incluso con el biberón, que teóricamente lo podría dar cualquier persona. Entonces el niño se acostumbra a que cuando come, cuando se satisface su necesidad primaria, que es comer, su madre está al lado y por aquello de que el roce hace el cariño, acaba desarrollando una relación secundaria con su madre y ahora llora cuando su mamá se va, incluso cuando no tiene hambre.
En cambio lo que dice es Bowlby es: «No, no es primaria y secundaria, son las dos cosas igual de primarias, el bebé tiene dos necesidades básicas igual de importantes, necesita la comida y necesita el contacto afectivo.». Que da la casualidad de que la madre le da las dos cosas, pues bien, pero el bebé necesita las dos cosas.
¿Por qué el bebé necesita comida? ¿Porque necesita calcio, y proteínas y vitamina C? Eso es lo que los científicos sabemos con respecto a la comida, pero ese no es el motivo por el que el bebé come. El bebé no viene y dice: «Ay, que me parece que me falta calcio, voy a pedir el pecho.».
Entonces, ¿por qué come el bebé? ¿Por qué comemos los adultos? ¿Por qué comen los animales? No comemos pensando: «necesito 200 calorías, voy a tomarme un yogur», comemos pensando: «tengo hambre, voy a comer un yogur». Cuando una persona lleva mucho tiempo sin comer, nota una sensación desagradable, que llamamos el hambre. Esa sensación desagradable nos obliga a hacer una serie de cosas, a buscar comida, a llevárnosla a la boca, a masticar. Todas esas cosas que hacemos cuando tenemos hambre se llama La conducta alimentaria. Una vez que has comido, ¿qué ocurre con la conducta alimentaria? Se extingue. Dejas de comer hasta que al cabo de unas horas, vuelves a tener hambre. No te acostumbras y cada vez comes más y más y más. No, al revés, cuando comes mucho, te quedas lleno y no puedes comer más.
Nadie duda que la conducta alimentaria es la misma a todas las edades. Es decir, el mismo mecanismo que hace que un bebé pida el pecho o el biberón, hace que más adelante pida otras comidas, hace que cuando sea adolescente pida pizza y que cuando sea mayor pida comida decente. El mecanismo es el mismo, sólo cambia lo que comes. De la misma manera, la conducta afectiva es la misma a lo largo de toda la vida, sólo cambia con quien tienes esa relación afectiva.
¿Por qué se tiene una conducta afectiva? La teoría de los científicos es que podemos decir que surge para protegernos contra los depredadores. Es decir, es más difícil que me coma alguien, estando en grupo, que estando solo. Pero, eso es la teoría científica, lo mismo que ocurre con las vitaminas y el calcio. Eso no hace que una persona piense: «Huy, tengo que lidiar con un lobo, más vale que esté con otros de mi especie». Nadie piensa eso. Para empezar, las ovejas no saben que existen los lobos. Las únicas ovejas vivas, son las que no saben que existen los lobos, por lo tanto una oveja no puede tenerle miedo al lobo. No es un razonamiento de: «Tengo que protegerme». Es una conducta automática, a lo largo de millones de años de evolución, aquellas ovejas que procuraban estar todas juntas, sobrevivieron en mayor proporción que aquellas que se iban solas por el monte.
Pues lo mismo pasa con los niños, el niño no piensa: «Ay, se ha ido mi mamá, puede venir un, lobo.» Él no sabe lo que es un lobo, ni le importa, el niño lo único que sabe es que cuando lleva un tiempo determinado separado de la persona con la que tiene un vínculo afectivo, y eso cuando eres un bebé y esa persona es la madre, puede ser menos de un minuto, nota una sensación desagradable. Esa sensación desagradable lo lleva a hacer una serie de cosas. Cuando es muy pequeño lo lleva a llorar, cuando es un poco mayor puede hacer otras cosas, puede llamar, puede hablar, puede caminar y buscar. Todas esas cosas que hace un niño cuando está buscando a alguien, es la conducta afectiva. Esa conducta se mantiene a lo largo de toda la vida.
Primero tienes un vínculo afectivo con tu propia madre, luego también con tu padre, con tus abuelos, con tus hermanos, con tus profesores, con los amigos, con los compañeros, con el novio, con la novia, con tus propios hijos. A lo largo de toda la vida tenemos todos esos vínculos afectivos de diversa intensidad. A tu marido, esperas verlo cada día. Y si tu marido sale del trabajo y llega a casa a las 5 y un día llega a las 5:30, no pasa nada, pero si llega a las 7 te preocupas, y más vale que cuando entre te explique qué ha pasado, que tenga una buena explicación. Y normalmente no esperará a que le pregunten, los maridos listos llegamos y lo decimos primero: «Ay, perdona es que estaba…». Tú lo oyes decirlo y no le dices nada. Si no son dos horas tarde, sino que son 10 horas, si son las 3 de la madrugada y tu marido no ha venido, empiezas a llamar a los hospitales para ver si hay un señor que lo haya atropellado un coche. Y si no has llamado hasta las 3 es porque te daba vergüenza para que no digan que eres una histérica porque ya a las 3 horas tenías ganas de llamar a la policía y saber qué había pasado con tu marido. No es normal que no venga sin avisar, ahora hay teléfonos, hay móviles, pudiera haber dicho algo.
En cambio, hay amigas a las que solamente ves una vez por semana o una vez al mes, no te preocupas si tardan 2 horas o pasas 2 semanas sin verlas. No hay una relación tan íntima con ellas, y hay alguna que de pronto te acuerdas:»Ay, María, si hace 3 años que no la veo». Buscas la agenda, la llamas por teléfono: «Huy, cuánto tiempo, mira es que vi tu teléfono y se me ocurrió llamarte», se toman un café, se apaga la conducta de apego y no vuelves a necesitar verla hasta 3 años después.
Todos hemos tenido conductas afectivas muy intensas y muy recientes, todo el mundo que tiene un hijo, poco antes de eso tuvo un novio o una novia y por lo tanto debería acordarse. ¿Que es difícil acordarte de lo que hacías tú cuando tenías 3 meses? Vale, pero acuérdate de lo que hacías hace apenas 2 años. ¿Cómo son los novios? Se pasan el santo día juntos, y si pueden, la santa noche. Quieren estar juntos todo el rato posible, aunque no tengan nada que hacer… ¿En qué consiste una conversación de novios? Pues básicamente en estar 3 horas sentados uno al lado del otro diciendo: «Te quiero», «Ay, y yo a ti», «Yo a ti más», «No, yo a ti», «Yo a ti mucho más»… Y después de 2 horas así, se despiden y llegas a casa, coges el teléfono y llamas, ahora porque hay tarifa plana, pero antes los padres nos decían: «Pero ya está bien, no acabas de verla toda la tarde y ya la estás llamando otra vez, mira la factura de teléfono como se pone». Necesitabas llamar otra vez, estabas enamorado, es lo normal. Dos personas enamoradas quieren estar juntas el mayor tiempo posible, juntas y juntísimas, uno encima del otro. Si yo dictara conferencias para matrimonios en vez de para crianza, tendría que poner la mitad de las sillas, estarían todas las mujeres sentadas en los regazos de sus parejas…
Pues los bebés son iguales, un bebé no te quiere con el cariño profundo y pausado de un marido de 5 años. Un bebé te quiere con un cariño de novio, un bebé no te quiere soltar ni un segundo porque te ama con locura. Dentro de 5 años también te querrá con cariño de 5 años, en ese momento los niños sí que jugarán mucho rato solos, y dentro de 10 años estará contentísimo de irse de colonias y dentro de 15 años te pedirá 10 euros para irse con los amigos a comprarse una pizza, pero ahora no. Ahora está enamoradísimo.
Fuente:http://www.amormaternal.com/2011/01/carlos-gonzalez-por-que-los-bebes.html#ixzz3e6AzaZKA